lunes, 26 de febrero de 2018

La música brasileña de 2016 y 2017 en 15 discos

Desde los años sesenta-setenta, Brasil no vivía un período de creatividad musical como el de esta década. Grupos independientes lanzan todos los años decenas de discos que navegan entre géneros y dan para todos los gustos. Como dice Danú, de la Roda de Cantautoras del DF, hace falta también formar públicos que acojan el arte musical contemporáneo, algo que intentamos contribuir desde este blog. Los 15 discos abajo son los que más me impresionaron en los últimos dos años. No que sean los mejores, hay muchos otros que han sido celebrados por oyentes y por la crítica, sin que haya podido yo darles la atención debida. Están enlistados por algo así como su género, sin orden de preferencia. Ojalá puedan disfrutarlos, son de lo que no hay.

Cabezas  pensantes  en  favor  del  arte  danzante

Baiana System: Duas Cidades (2016)

El nombre y la esencia del grupo vienen del sound system jamaiquino y de la guitarra baiana, instrumento alrededor del cual surgieron los "trios elétricos”, los grandes camiones que llevan grupos musicales por las calles de Salvador durante el carnaval. Se trata, pues, no sólo de música, sino también de sus formas de transmisión, de modo que Baiana System es menos un grupo y más un sistema musical. En el CD se conjugan numerosos músicos cuyas grabaciones se constituyen en bases que van siendo reinventadas en vivo. Las composiciones del guitarrista Roberto Barreto y del estudioso del system Russo Passapusso navegan a través de numerosos ritmos afrodiaspóricos, mientras Passapusso intercala refranes de la cultura popular y propios. Cada canción es el encuentro y desencuentro de muchos pedazos de nuestros mundos.


Nuevas Ruralidades

Dos poderosos tríos instrumentales de lugares muy distintos conjugando, cada uno a su manera, belleza y violencia.


Onça Combo: Onça Combo (2017)


El trio de Paraíba, conformado por violas y guitarras (Thiago Leiros-Costa), saxofones (Stephan Thomas) y percusiones (João Cassiano “Cassicobra”), grabó en-vivo-en-estudio este su primer registro. Traduzco parte de su texto de divulgación en Youtube:
Onça Combo es un proyecto musical de investigación de la confluencia de las tradiciones estéticas y místicas indígenas, ibéricas y latinas encontradas en Brasil, particularmente en el Nordeste. La Onça (Jaguar, Panthera onca), un animal de gran protagonismo simbólico en toda América -y en notable riesgo de extinción- es invocada aquí para honrar una tradición estética libre y visceral, latina, brasileña. Buscamos explorar algunas mezclas aun poco populares entre estas tradiciones, concentrados en la vocación para una música espiritual, libre y dramática que hay en América del Sur. La rusticidad y la libertad harmónica de parte de la música folk (por veces, naïff) sudamericana es también una influencia central. Otra fuerte guía es el jazz, en su definición más amplia, con énfasis en aquellos que buscan una estética de espiritualidad y transcendencia..


Macaco Bong: Macaco Bong (2016)

El grupo mato-grossense Macaco Bong es el primer gran nombre de la música brasileña del s. XXI. Entre la guitarra de Bruno Kayapy y la batería de Ynaiã Benthroldo, empezaron a construir en el 2004 un universo espectacular que recogía todas las influencias habidas entre el interior brasileño y el rock internacional. Kayapy logró mantener el grupo tras la salida de Benthroldo y en 2016 sacó este CD homónimo, como afirmando la persistencia de la identidad del proyecto, que resistió inconfundible a los cambios. En corto, es un disco de rock, siendo algo forzado resaltar sus elementos rurales, que claramente no son centrales como lo fueron en su EP de 2011, pero no por su intermitencia dejan de ser determinantes, especialmente en canciones como Baião Stoner o Saci Caraquente.



Rock


Kiko Dinucci: Cortes Curtos (2017)

Dinucci debió ser un adolescente bastante rebelde pues se insubordinó hasta contra el punk. Abandonó la guitarra eléctrica por la acústica y poco a poco se fue transformando en uno de los más grandes sambistas del país y, si no el más lúcido, sí el dueño de una maravillosa lectura de la escena musical brasileña contemporánea. Participó en la primera década del siglo de numerosos proyectos musicales y desde el 2012 se enganchó nuevamente con la guitarra eléctrica en magníficos proyectos -entre otros, los de Metá Metá, Juçara Marçal o A Mulher do Fim do Mundo de Elza Soares-. Pasó entonces a sentir la necesidad de dialogar con su yo adolescente, como mostrando que el punk podría funcionar fuera del universo cuadriculado en que lo habían encerrado. Desde por lo menos 2015, pasó a presentar en vivo canciones que partían del punk hacia otros universos, siendo Cortes Curtos producto de esta experiencia, un entrañable y violento ensamble de ideas personalísimo. En una entrevista, Dinucci llegó casi a decir (o yo, lego y morboso, casi a escuchar) que el punk era más africano que la tradición hegemónica del samba. La repetición de acordes cortos, percusivos, es lo que parece permitirle conectar el punk con la musicalidad africana.
En una entrevista, Dinucci llegó casi a decir (o yo, lego y morboso, casi a escuchar) que el punk era más africano que la tradición hegemónica del samba. La repetición de acordes cortos, percusivos, es lo que parece permitirle conectar el punk con la musicalidad africana.  

Corte: Corte (2017)

De forma diferente a Cortes Curtos, Corte es también un proyecto transgeneracional, compuesto por integrantes de Bixiga 70, grupo paulista formado en el 2010, con Alzira E, una de las grandes músicas de la Vanguardia Paulista de los ochenta. El bajista y guitarrista Marcelo Dworecki invitó a Alzira con la intención de hacer algo pesado, ruidoso, diferente de lo que venían haciendo cada quién en sus respectivos proyectos –de ahí el nombre Corte-. Con Alzira en el bajo -por primera vez en 40 años de carrera-, Cuca Ferreira en la flauta y en el sax, Daniel Gralha en la trompeta y Fernando Thomáz en la batería, diez canciones de Alzira ganan vida en medio a diálogos disonantes entre los instrumentos, entre los cuales los versos de Alzira o de sus compañeros arrudA y Tiganá resuenan implacables en la voz de la cantante.


Carne Doce: Princesa (2016)

El quinteto de Goiânia es liderado por la pareja Salma Jô y Macloys Aquino, quienes componen, respectivamente, letra y música de cada canción del grupo, integrado por otros tres instrumentistas hombres. Pero es Salma Jô quién, por sus letras inquietantes, su carisma dentro y fuera del palco y su potencia vocal, abandera al grupo. Envuelta por el momento efusivo de los movimientos de mujeres en Brasil (y América Latina), Salma dedicó la mayoría de las letras de Princesa a las cuestiones abiertas por el feminismo, filtrado por lo que ella misma denomina el egoísmo de su perspectiva personal. El resultado son letras fuertes y provocadoras que, junto a su voz, contrastan y se complementan formidablemente con la suavidad del rock de Macloys y los otros músicos del grupo. La recepción de las letras por el feminismo, sin embargo, inquieta por veces a Salma, quién parece entender que se le exige un posicionamiento ejemplar que ella rechaza, así como percibe lecturas celebrativas de sus letras, que no aprecian su carácter inquisitivo. El videoclip de Falo vino a ser una respuesta a estas lecturas apresuradas de sus canciones.


Macaco Bong: Deixa Quieto (2017), la versión Kayapi del Nevermind de Nirvana

La generación de los integrantes originales del Macaco Bong tuvo en Nirvana su grupo de referencia máxima. Desde el 2009, el grupo sopesó la posibilidad de un disco homenaje y en el presente año el integrante fundador del grupo, Bruno Kayapi, decidió materializarlo. La lindísima portada y los títulos de las canciones reivindican el carácter humorístico del grupo, lo que, afirma el guitarrista, se entremezcla sin problemas con la rigurosidad del trabajo: el grupo ensaya exhaustivamente, buscando el flujo máximo de ideas que luego Kayapi traduce en pormenorizadas partituras, que incluyen hasta la última nota de cada solo. Asimismo, las referencias se multiplican: ZZ Top, Mutantes, Melvins, Rage Against the Machine, Secos & Molhados y sus propias canciones previas son rescatadas para inspirar la forma de un trabajo que es bastante Nirvana, pero que aún más Macaco, aún más Kayapi.


El samba no inofensivo de São Paulo

El samba de São Paulo siempre tuvo sus propias particularidades y en este milenio vio nacer una generación que resiste artística y discursivamente al efecto excesivamente homogeneizador de las influencias -necesarias y deseables- provenientes de ciertas tendencias de Rio de Janeiro. En solitario o en variados proyectos conjuntos, artistas como Rodrigo Campos, Douglas Germano, Kiko Dinucci, Romulo Fróes o Marcelo Cabral, vienen reivindicando la heterogeneidad del samba y su vínculo necesario con las músicas del presente. Tuerto, no-inofensivo, sucio son algunos de los adjetivos que sus sambas vienen coleccionando.


Rômulo Fróes: Rei Vadio, a música de Nelson Cavaquinho (2016)

El sambista carioca, Nelson Cavaquinho (1911-1986), autor de más de 400 canciones entre las décadas de 1930 y 1980, era exquisito y vulgar, hermoso y mórbido, bohemio y evangélico. Sus preciosas canciones nos llegan mediante grabaciones poco pulidas, destacándose la rispidez de su voz etílica. No es, pues, raro que se volviera un ícono para el heterogéneo grupo de músicos paulistas que veneran el samba más que a cualquier cosa, pero que se imponen el trabajo de desacralizarlo. Fróes, uno de los representantes de esta generación amorosa y herética, se propuso un homenaje a Cavaquinho que fuera fiel a su aspereza. "Cuando paso cerca de las flores/ parece que dicen así/ ¿será que mañana adornaremos tu fin?", versos resonados por la voz de Dona Inah en Eu e as Flores, constituyen una muestra especialmente conmovedora del universo recriado por Fróes. .


Douglas Germano: Golpe de Vista

Tras tres décadas de composición, Douglas Germano lanza su segundo álbum -si pudiera pagar el estudio, dice, grabaría uno por año-. Buscó que el disco sonara como él toca y canta, resaltando de sí el carácter de compositor, aun cuando tiene una voz hermosa y es un eximio multiinstrumentista: a excepción de los de soplo, asume todos los instrumentos del disco: guitarra, cavaquinho y los de percusión, incluida la caja de fósforos que siempre le acompaña. Ello da cierta homogeneidad al disco que, sin embargo, tiene en cada canción un universo propio, cuya especificidad musical queda acentuada por letras impactantes.


Espiritualidad y ancenstralidad africanas

Serena Assumpção: Ascensão (2016)

Los búzios, es decir, los oráculos del Santuário da Irmandade do Ilê de Pai Dessemi de Odé le solicitaron a Serena la grabación de un disco que contemplara la riqueza musical de este centro afro-religioso. El CD salió en mayo del 2016, tras cinco años de investigación, dirigiendo Serena a grandes nombres de la música brasileña, como los de su hermana Anelis, su cuñado Curumin, Metá Metá, Tetê Espíndola, Xênia França o Céu. Cada una de las trece canciones es dedica a un orisha (orixá), siendo en su mayoría de autoría colectiva afro, en portugués, yoruba o kikongo, pero también las hay compuestas por Serena y por Gilberno Martins. Caetano Veloso llegó a grabar una canción que finalmente no salió en el disco, pero que se puede escuchar aquí.

Serena fue también hija de Itamar Assumpção, el más maldito de los malditos genios musicales brasileños, y falleció cómo él de cáncer, pocas semanas antes del lanzamiento del CD.
 


Luedji Luna: Um corpo no mundo (2017)


Um corpo no mundo es la expresión del encuentro de Luedji, compositora y cantante baiana, con hombres y mujeres africanas en São Paulo. Llegando de Salvador de Bahia a la mayor metrópolis del país, Luedji no se reconoce en los cuerpos de la ciudad, hasta encontrarse con la migración africana. Percibe la necesidad de afirmar su ancestralidad, integrando la África de hoy -ella se dice, por ejemplo, muy influenciada por compositoras angolanas y caboverdianas- al universo musical baiano, desde una serenidad notable que se aproxima al soul brasileño. Junto a un queniano, un paulista hijo de congoleses, un cubano, un baiano y un sueco radicado en Bahia logra una música hermosa, en dónde se conjugan como que por magia ritmos pulsantes, melodías suaves y fuerza vocal.


Rap

El “rap nacional” o “rap-br” tuvo en el 2017 un año fenomenal. Las dos obras más destacadas, de Rincón Sapiência y Baco Exú do Blues, tienen importantes coincidencias. Aun cuando los autores ya eran conocidos en la escena por EPs y singles, son discos debut, sendos trabajos temáticos: el de Exú do Blues alrededor de las relaciones entre humanidad y deidad, el de Rincón a partir de la experiencia de libertad de un esclavo que asesina a su señor y se da a la fuga. Ambos buscan también dejar patente su distanciamiento de la tradición rapera estadunidense: Exú do Blues adoptando con una única excepción samplers de músicas brasileñas y Sapiência a través de un grupo conformado a partir de sus investigaciones sobre la música contemporánea de África, continente que ya visitó dos veces.


Baco Exú do Blues: Jesús (2017)

"Esú" -uno de los nombres de Exú, el dios, el orisha (orixá) mensajero- se escribe en la portada del CD sobre el nombre de Jesús, Jesús, algo temerario en un país dónde el fanatismo cristiano asesina regularmente a creyentes de religiones afrobrasileñas. Pero antes que rechazado, Jesús es incluido en la obra, al lado de Exú y de Baco, como deidades intermediarias entre el mundo humano y el divino. “siento que el mundo tiene miedo de mí, miedo de mí, mitad hombre, mitad dios y los dos sienten miedo de mí”, reza en la canción título. El rapper baiano, de tan sólo 21 años, hace un disco sobre sí y sobre cada quién, sobre nuestras amplias potencias y la violencia y la fragilidad con la que las sentimos. Por detrás de la confusión mental -todo favelado es un universo en crisis, decía el genio del rap Mano Brown- el disco va sin embargo buscando una afectividad reconciliadora del sí mismo individual y colectivo, no en vano nos llama a sus oyentes “facção carinhosa”.



Rincón Sapiência: Galanga livre: (2017)

“Mi verso es libre / Nadie me cancela / Como Mandela / Saliendo de la celda”… rimas cortas, llenas de humor, atraganta al o a la oyente que no termina de asimilar un verso y ya recibe otro. Ya desde su asumido vanidoso visual africano, Sapiência exhala afirmatividad. Preguntado por el avance conservador en Brasil, no duda en calificarlo de reacción a la verdadera ola que es negra, que viene de años de conquistas importantes a las que no van a ceder. Aunque hay espacio para recordar el dolor del pueblo negro, la narrativa es la de quién se libera con las propias manos –“¿sangre de esclavo? No, lo salté / Voy más lejos, sangre de rey”- y goza lo ganado y aquello que se está ganando. A la música africana se unen el samba, el rock, el soul romántico heredado de Tim Maia o Sandra de Sá, la música jamaiquina y tantos ritmos brasileños, hay mucho que celebrar y muchas formas de hacerlo.

El Golpe densifica la música

No logro conciliarme con los nuevos álbumes de dos grupos hacia los cuales más cariño tengo, Metá Metá y Boogarins. A cada cierto tiempo los vuelvo a escuchar, no dejo de admirarlos y reconocer su calidad, pareja o incluso superior a la de sus discos anteriores, percibo cosas que me gustan un montón, pero aún así es más lo que incomoda. Quizás no sea más que mi nostalgia hacia sus discos previos, pero quizás sea simplemente que es difícil asimilar que la alegría se ha contaminado.

Metá Metá: MM3 (2016)

https://open.spotify.com/album/6nqAQH1bWGt8xZR8m0AHUl
Es quizás el grupo más inspirador de esta maravillosa década del 10. Metá Metá significa tres en uno en yoruba. Formado por la cantante Juçara Marçal, el saxofonista Thiago França y el guitarrista Kiko Dinucci. Los tres integrantes tienen en común la pasión por el estudio de la música popular del país, la adopción de la espiritualidad africana y la auto-imposición de iconoclastia. Sus dos primeros CDs, lanzados en el 2011 y en el 2012 traían una riqueza rítmica y melódica inigualable, potencializada por la fantástica calidad de los tres músicos y sus acompañantes. MM3 resultó ser mucho más pesado que el disco de 2012, quizás, como fue sugerido por un periodista español y asumido por ellos mismos, en respuesta a los tiempos que tocan vivir en Brasil, de un Golpe de Estado que se acentúa permanentemente. A mí, que me encanta casi toda la música pesada, me llama la atención que no logre conectarme con este disco. En todo caso, es obvio que MM3 es un cedezazo, ¡que ustedes puedan disfrutar lo que aún no logro!


Boogarins: Lá vem a morte (2017)

“Quizá haya sido siempre así. Pero parece que estamos viviendo en un período en dónde puedes sentirte bastante próximo de un final infeliz”, así nos introduce al disco el cantante, guitarrista y compositor Dinho. Si bien las canciones de Boogarins han sido casi siempre irregulares, desdoblándose y redoblándose sobre sí mismas, mantenían cierta suavidad y alegría, acentuada por el buen humor juvenil de muchas de sus letras, presentaciones y sesiones fotográficas. Lá vem a morte no impresiona por el más pronunciado experimentalismo, que en realidad prolonga una tendencia claramente perceptible en la trayectoria de la banda, sino por la morbidad, acentuada por sintetizadores que con frecuencia pone en segundo plano las guitarras maravillosas de Dinho y Benke. De todas formas, el disco tiene momentos excelentes y grandes canciones, como Foi Mal o Corredor Polonês, que en vivo vienen sonando aún mejor.

1 comentario:

  1. Pena que a cada dia que passa fica mais difícil ouvir música de qualidade.

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